Voy a reducir la carga visual de la página, privilegiando las fotografías que yo mismo tomo. ¿Por qué aligerar la página? ¿Me interesa que me lean en Africa o en una ranchería de las montañas mexicanas? ¿He decidido dedicar este blog a "los pobres"? No, no creo que pueda "escribir para los pobres" ni que a ellos les interese que lo haga. Que un urbano clasemediero tenga "inquietud de sí" y la refleje en un blog le tiene seguramente sin cuidado a la mayoría de quienes viven al día en el mundo (y son cientos de millones). Para ellos, consultar Internet no es una frivolidad: si lo hacen es para buscar empleo, para notificar un deceso o invitar a una celebración, para actualizarse. De ese modo, los miles de blogs ombliguistas (es decir, que tratan en primer lugar del ombligo de sus autores) se enfrentan a los millones de internautas con prisa y necesidades apremiantes (que pagan caro por conectarse y que buscan ir al grano). Se trata de dos mundos alejados entre sí, pero quie
Desde luego, este blog seguirá siendo ombliguista, dirigido en primer lugar a su autor y a los que -como él- forman parte de una sociedad tecnológica y pasan horas frente a una pantalla. Pero me gustaría estar cada vez más inspirado de aquellos que tienen el privilegio de vivir afuera, esos que son inteligentes no por saber mucho sino por aplicar cotidianamente las cosas que saben; de quienes no ruedan sobre el asfalto en vehículos propios sino que con los pies desnudos tocan la tierra; de aquellos que suelen ser más felices porque, paradójicamente, no tienen muchas cosas entre las cuales elegir, ni la frustración que viene con la elección (caso similar al de la "felicidad de los pobres" es el amor de los adolescentes que viven muy intensamente su primera gran relación porque no tienen el peso de otros recuerdos, porque no tienen qué optar entre los amores que se van acumulando en la vida). Este blog quisiera estar más inspirado de quienes tienen el privilegio de tener todavía contacto con la naturaleza (que han visto un cóndor o una gacela en libertad, sin haber pagado un safari fotográfico) y cuya conversación, cuyo arte nos enriquecen. Así, más que "Internet para los pobres", me gustaría practicar un blog que traiga a mi solipsista pantalla algo de riqueza sacada de afuera (soy un poco como ese amigo mío, rico, que sin afanes altruistas y sin demagogia confiesa que no le gusta pasar sus vacaciones en países ricos). Hay, desde luego,
Las dos formas de pobreza, sin embargo, suelen tener momentos terribles, cuando muere un hijo de una enfermedad curable, cuando mediante una inundación las respetadas divinidades naturales destruyen nuestras escasas pertenencias. ¡Si hubiera una forma de dejar de ser pobre, pero sin dejar de ser indígena de la montaña, aldeano de una ciudad de adobe o terracota, habitante de una ciudad lacustre, practicante de ritos
Es en ese sentido que Internet puede quizá conectar el mundo de las ciudades desarrolladas y el mundo de la pobreza estructurada y digna. Así nos retroalimentaríamos. No he querido colocar las explicaciones a las fotos que aparecen en esta entrada porque no pretendo contribuir a clasificar étnica y antropológicamente mis recuerdos, el de las mujeres y los niños cuya belleza conservo como un tesoro personal.
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