20240404

Justicia fiscal, salud y debate presidencial

En el ambiente está el enfrentamiento del gobierno federal con el empresario Salinas Pliego, quien reclama el trato que recibe del fisco y la desposesión de un campo de golf ubicado en Huatulco. Pero una sorpresiva aliada del gobierno en este debate de justicia fiscal y distributiva fue la empresaria María Asunción Aramburuzabala, al recordar que ella no dudó en pagar los impuestos que le correspondían por la venta de Grupo Modelo, motivada por el recuerdo de su abuelo venido a México desde un pueblito español donde incluso sufrían hambre. El video de la empresaria, ampliamente difundido (en primer lugar por el gobierno), se contrapone a los Milei, Salinas Pliego y libertarios que consideran que son los empresarios los que generan riqueza, siendo que los trabajadores también aportan su fuerza vital y los países sus recursos naturales. El derecho a la propiedad privada es importante porque gracias a él no nos pueden quitar fácilmente la cartera, ni la casa, ni la empresa. Pero si el derecho de propiedad fuese inviolable, miles de personas morirían de enfermedades curables sin que el Estado pudiera salvarlas con una parte de los ahorros de las demás personas, retenidas mediante impuestos. No habría vacunas, ni hospitales públicos. Durante el actual sexenio, el gobierno no dudó en tocar la propiedad privada para financiar al sistema de salud. Desgraciadamente, fueron los ahorros de los más pobres, confiados al Seguro Popular, los que fueron incautados para ser destinados a la salud de la población. Enfermos de VIH que pagaban para obtener terapias antirretrovirales vieron esfumarse sus esperanzas. Padres de niños con cáncer recibieron la nula consolación de que sus aportes al Seguro Popular se diluirían en un sistema universal de salud. En resumen, los ideales de igualdad definitorios de la izquierda chocaron con los derechos de los grupos vulnerables que protegía el Seguro Popular. Fue una fuerte colisión entre el ideal de un sistema de salud universal y el derecho a la salud de las personas con enfermedades catastróficas. El primer debate presidencial abordará precisamente los temas de salud y de grupos vulnerables, entre otros. A la mayoría en el poder y a su candidata presidencial, Claudia Sheinbaum, les gusta hablar de derechos universales en lugar de privilegios. Pero Xóchitl Gálvez probablemente mostrará que los esfuerzos de los beneficiarios del Seguro Popular no podían calificase como privilegios. El dilema estará vivo durante el próximo sexenio. La izquierda mexicana no ha sabido manejar el problema de las enfermedades graves y caras porque piensa que atenderlas viola la igualdad y es un dispendio. Ha llamado “sentimentalismo” a la causa de los niños con cáncer. En cambio, rechaza que los fumadores y bebedores sean responsabilizados, aunque sea en parte, por sus propias afecciones de pulmón e hígado. El resultado es claramente injusto: los niños que no eligieron sufrir cáncer están desamparados, mientras que los burócratas y políticos que repitieron mil veces “de algo me voy a morir” saben cómo lograr que los apapache el sistema al final de sus vidas (foto: WikiMedia Commons, DD 2006).