20150517

Ni anular, ni someterse a los partidos. Por un voto paraconsistente


Votar racionalmente en México es muy difícil. He dedicado días a entender cuántas boletas tacharé en estas elecciones y quiénes son los candidatos (locales, federales, plurinominales, delegados, etc). Me ayudó el sitio del Instituto Electoral del Distrito Federal (http://www.yodecidodf.org.mx), pero éste no basta. Muchos candidatos no han subido allí sus datos, además de que no están los diputados federales por mayoría. En mi distrito (XIII) local, la izquierda más radical, MORENA, postula a un empresario que, según algunos, tiene negocios en su partido (véase http://goo.gl/EclKnQ). El partido "socialdemócrata", PRD, lanzó a un junior ricachón que no divulgará su situación patrimonial. Por su parte, el demócrata cristiano PAN, ha colocado en la competencia a una politóloga con estudios de posgrado en desarrollo urbano por la UAM. Suponiendo que un elector de izquierda voté según su "conciencia de clase", en el distrito XIII local debería entonces votar por el PAN, es decir, por la derecha. Tal voto, sin embargo, sería también contradictorio. Yo había pensado que la lógica paraconsistente (el estudio de los sistemas imperfectos y, según la cual, en algunas condiciones es preciso tratar las contradicciones de forma atenuada) era una extravagancia brasileña (país donde se ha estudiado mucho). Pero el intento de votar racionalmente en México me está llevando a cambiar de opinión (y, por lo demás, a perder mucho tiempo). Llamo "voto paraconsistente" al de un elector de derecha o de izquierda que opta, puntualmente, por un partido tradicionalmente considerado de izquierda o de derecha, respectivamente. Muchos expertos me dirán que este comportamiento es irracional, pues más allá del candidato, contribuye al financiamiento del partido con la ideología contraria. Aunque parcialmente cierto, también podríamos argumentar que el voto paraconsistente es racional porque contribuye a modificar las ideologías partidistas en el sentido deseado por el elector (ya que el votante paraconsistente es atraído por un candidato de algún modo afin, no por cualquiera, y que, por lo tanto, se encuentra "a la izquierda de la derecha" o "a la derecha de la izquierda"). Dicho de otro modo, los votantes paraconsistentes estamos entre el centro y nuestros partidos favoritos, y a veces concedemos un voto a candidatos suficientemente centristas de otro partido. Finalmente, el voto paraconsistente puede ser más racional que el "voto duro" cuando detrás de un partido se oculta, por interés, un candidato con una ideología distinta a la pregonada por el instituto político (como el perredista ricachón y poco transparente de mi distrito, a quien sólo agradezco por haberme inspirado este post). Desde luego, el voto paraconsistente debe ser un acto puntual (votar sistemáticamente por candidatos de la izquierda, siendo de derecha, sería un simple cambio de ideología). El voto paraconsistente es racional incluso acompañado de una aplicación también puntual del voto nulo. Por ejemplo, más allá del distrito XIII local, los diputados plurinominales de la izquierda me causan dudas. Un paréntesis para explicar por qué: (los de MORENA serán ciudadanos con poca idea del funcionamiento del Congreso, pero fieles al líder, pues fueron insaculados entre representantes de cierto nivel; sus decisiones dependerán de las indicaciones de López Obrador al principio, como única manera de orientarse en un trabajo altamente técnico, pero luego serán tan susceptibles de ser comprados como cualquiera, como nos recuerda el caso de "Juanito". Por su parte, los diputados plurinominales del PRD provienen de una maraña de corrientes fieles a Mancera, Bejarano y "Los Chuchos". En este segundo caso, googlear a los candidatos de la lista del PRD es deprimente; hay en él incondicionales como en MORENA pero, además, hay corruptos con una exitosa carrera política. Pero, al mismo tiempo, me parece interesante el experimento de participación ciudadana y de insaculación de MORENA y, por el otro lado, creo que las reformas fiscal y de telecomunicaciones de "Los Chuchos" fueron positivas). Es probable que me decida pronto entre una de esas dos listas (en este caso, descarto a todos los demás partidos), pero suponiendo que mi indecisión no se resuelva y me lleve a anular mi voto en el caso de las diputaciones por representación proporcional; en ese caso, darle tres votos a la izquierda, uno a la derecha y una anulación, sería votar paraconsistentemente. Hacerlo, sostengo, sería racional dada nuestro imperfecta democracia. Más racional que anular todos los votos, pues los poderes públicos no se detienen a esperar que el anulista se sienta satisfecho con la oferta electoral (y cualquier razón para preferir a uno sobre otro debe ser transmitida al sistema para identificar a los mejores representantes populares). Dice José Antonio Crespo que ante una fruta con 20 gusanos y una con 18 gusanos, no vale la pena comprar… excepto cuando no podemos aguantarnos el hambre (en cuyo caso, vale la pena tomar en cuenta también el tamaño de la fruta, el sabor, el precio, etcétera).

20150514

De un académico politizado a otro

Twitter y sus telegramas de 140 caracteres ya no dan para los intercambios de ideas con mi colega Juan Jacobo Schmitter. Por eso, extiendo nuestra discusión a mi blog. En este caso, comento muy brevemente su nota "El voto (in)útil" publicada en https://morenaopb.wordpress.com. JJS dice que "muchos de los votantes de Fox también tuvieron que reconocer que [llegar a la presidencia] no sirvió para nada". Comentario: No voté por Fox y, sin embargo, creo que la alternancia en el poder sirvió para introducir en México, por primera vez en la historia, la política de partidos múltiples en la cual los ciudadanos nos vemos forzados a escoger. Para hacerlo, algunos nos ponemos a intercambiar argumentos. Si a eso no se le quiere llamar democracia, no importa, no existía antes en México, cuando debíamos acatar el "dedazo" presidencial por el cual "Dios nacía y moría cada seis años". JJS dice que "Si no hubiera más opciones que PRI, PAN o PRD, podría entenderse votar por PRD, un “voto útil” para el “menos malo” de los tres. Pero votar así entrañaría un riesgo atroz, habida cuenta de que, para volver a la prueba mencionada, también el PRD firmó ese Pacto contra México. En vista de esto, aunque el PRD pudiese estar “más a la izquierda” que el PRI, no cumple requisitos mínimos de honestidad y congruencia como partido. No es útil votar por ellos en sentido alguno: es votar por el mismo régimen". Comentario: Que el PRD haya firmado el pacto por México y que sea controlado por una camarilla burocrática llamada "Los Chuchos" son las dos razones quizá más mencionadas por los líderes y militantes de Morena contra tal partido. En lo personal, doy peso a ambos argumentos, pero los sopeso frente a los argumentos, también legítimos, contra Morena. El resultado será que tengo frente a mí a la izquierda pragmática-burocrática luchando electoralmente contra la izquierda cesarista-radical (traté de eludir los adjetivos "acaudillada" y "sectaria" para no ser acusado, por mi colega u otro militante de Morena, de insultarlos. Los adjetivos que elegí pueden quizá gustarles, pues César era un líder y Marx recordaba que "ser radical es tomar las cosas por la raíz"). Yo no me pregunto si debo ser pragmático o radical para luego decidir mi voto. Al revés. Voto según mi leal saber y entender y, luego, sé que fui pragmático o radical (o idiota). En mayo de 2015, me atraen candidatos de izquierda preparados, pero también ciudadanos insaculados que podrían romper con la sordera corrupta de la clase política. Me atraen los proyectos ambiciosos de igualdad social (como el emprendido por AMLO en el DF en favor de los adultos mayores que hoy es ejemplo en todo el país), pero temo a una izquierda autoritaria y formada durante décadas en tradiciones maoístas, estalinistas, peronistas, etc. Cuando los Chuchos del PRD muestran su cinismo mezclado con tibieza, me digo que votaré por Morena. Cuando los militantes de Morena me insultan en Twitter por pragmático, digo que no los premiaré con mi modesto voto. Pero no soy anulista, por lo cual, mi voto se ira seguramente a la izquierda pragmática-burocrática o a la cesarista-radical, o a ambas.