20170420

Muchas mujeres jóvenes ignoran que a los hombres hay que domesticarnos...

Otras lo desconocen toda la vida, no sé si con felices o tristes consecuencias. A mí no me domesticaron ni a la primera, ni a la octava ocasión. Recuerdo hace décadas cuando retozaba en la cama de Magalí, sonriente, y ella me soltó la enigmática frase: "Tendré que domesticarte". Pero no lo logró, se hartó y pronto me cambió por alguien a quien llamaba de cariño Catulo. Otras lo intentaron con masajes orientales, con distintos géneros de música e, incluso, en la oscuridad de las salas de cine. Yo podía percibir sus esfuerzos, su frustración, pero no entendía exactamente qué esperaban de mí. A la distancia, imagino qué sería hoy de mi vida si hubiera sido domesticado antes: en vez de desayunar ligero y cenar fuerte, despertaría ansiando chilaquiles con huevo como Rebeca. En lugar de adorar el café espresso, me habría acostumbrado a los grandes vasos desechables con café americano, como Mary. Viviría en un barrio tranquilo, como Nina. Más que leer novelas recargado contra la cabecera de la cama, vería por las noches series americanas en la televisión, como Teresa. Pero me domesticó quien me domesticó y luego he pasado de mano en mano, en un estado que ya no tiene nada que ver con la situación de la fauna silvestre.

20170215

¿Quién quiere ser siempre proletario?


Cuando Denise Dresser dice que aspira a que México sea un país de burgueses, cualquier persona culta de buena fe entiende que se refiere a alcanzar un país próspero para la mayoría. Pero algunos marxistas en las redes sociales leen eso como una contradicción, un absurdo, un uso ignorante del término "burgués". Sería muy difícil para mí buscar en estos momentos en ediciones en línea todas las maneras en que Marx usa el concepto de "burgués" (como sustantivo y adjetivo, además de "burguesía") en sus principales obras. Porque la palabra es usada con frecuencia en las miles de páginas que escribió para referirse a economistas burgueses, cristianismo en versión burguesa (el protestantismo), revolución burguesa, sociedad burguesa, moral burguesa, etc. Lo que es claro es que en la tradición marxista es posible designar a la clase dominante del siglo XIX como "burguesa", pero también a un conjunto de valores: el matrimonio, la sofisticación de las costumbres, el consumismo cosmopolita que hacían posible los imperios británico y francés. El propio Marx apreciaba la vida burguesa en este segundo sentido porque amaba el teatro, la gastronomía, los viajes. El burgués en este sentido es distinto del capitalista austero por ahorrador (puritano, dirá Weber más tarde). Escribe Carlos Marx en los Manuscritos de 1844: "Cuanto menos comas, bebas y leas libros; menos vayas al teatro, al baile, a la casa pública; cuanto menos pienses, ames, teorices, cantes, pintes, te ejercites, etc., cuanto más ahorres, mayor será tu capital (capital que ni las polillas ni el polvo devorarán). Cuanto menos eres, más tienes; cuanto menos expreses tu propia vida, más alienada será tu existencia" (traducción improvisada del inglés para los efectos de esta nota). Si cuando más tienes eres poca cosa, es porque la acumulación es una forma de incultura. Quienes no poseen un gran patrimonio porque lo han invertido, han bebido, viajado, bailado y aprendido a disfrutar el arte, esos en nuestras injustas sociedades son los burgueses. Los obreros son explotados, carecen de tiempo, están exhaustos, no pueden pagar un concierto, ni regalarle un perfume fino a sus esposas. Igual que Dresser, yo quisiera que México sea un país de burgueses en este sentido. Quien diga que no es un significado legítimo de la palabra debe coger una enciclopedia o leer, por ejemplo, a Alexandre Kojève. Éste, tratando de interpretar a Marx, se preguntaba si la sociedad ideal, la sociedad igualitaria, sería más parecida al "American way of life" o a la sociedad esnob japonesa... o a otra sociedad burguesa.