20150818
¿Por qué no soy ecosocialista?
Porque los campesinos y granjeros que son una alternativa a la agroindustria mediante producción y comercialización limpias suelen creer en la propiedad y el comercio privados y no se consideran necesariamente ecosocialistas.
Porque nadie sabe si el ecosocialismo es la defensa de la propiedad colectiva de la tierra, la reforma agraria que promueve el minifundio, la “dictadura del proletariado verde” que imponga por la fuerza soluciones a la crisis ambiental u otra cosa.
Porque la palabra “socialismo” tiene significados diferentes en latitudes diferentes, generando gran rechazo en países ex-comunistas de Europa del Este, en Europa del Norte y Estados Unidos, incluso entre granjeros y trabajadores que persiguen la igualdad, la justicia y la sostenibilidad ambiental.
Porque existe un riesgo de sectarismo al elegir una ideología antes de construir una agenda por la sostenibilidad, de modo que otros ecologistas, con otras ideologías, podrían considerarme como un adversario a vencer por la palabra “ecosocialismo”, en vez de un aliado.
Porque lo que me mueve en ecología política es una serie de problemas no exclusivos del capitalismo (contaminación industrial, sobrepoblación, desaparición de áreas naturales y especies animales).
Porque existen algunas aportaciones del capitalismo que podrían contribuir a enfrentar la crisis ambiental, como la innovación tecnológica acelerada que puede ser dirigida hacia productos orgánicos, biodegradables, sostenibles según su huella de carbono, etc.
Porque ecosocialismo hace referencia, para algunos, a la izquierda desarrollista de los presidentes Lula, los Kirchner y Correa, de Brasil, Argentina y Ecuador, quienes, aunque al principio cercanos al ecoindigenismo, luego hicieron descansar el crecimiento de sus países en la promoción de la agroindustria transgénica, en el extractivismo y en la promoción de megaproyectos hidroeléctricos.
Porque algunos no se llaman “ecosocialistas” por ser ecologistas y creer en la urgencia de solucionar la crisis ambiental sino porque creen que la ecología le dará oxígeno a sus propios partidos ortodoxos de izquierda.
Porque mientras una militante ecofeminista no me llamará “ecomachista” por el solo hecho de no asumir su propia perspectiva, los ecosocialistas arrastran el pensamiento binario (izquierda/derecha) al campo de la ecología política y llaman “ecoliberales”, “ecocapitalistas” a la mayoría de quienes no asumen sus teorías de la historia y de la política.
Porque para colaborar con un ecosocialista no necesito designar mi pensamiento con la misma palabra que él el suyo.
20150517
Ni anular, ni someterse a los partidos. Por un voto paraconsistente
20150514
De un académico politizado a otro
Twitter y sus telegramas de 140 caracteres ya no dan para los intercambios de ideas con mi colega Juan Jacobo Schmitter. Por eso, extiendo nuestra discusión a mi blog. En este caso, comento muy brevemente su nota "El voto (in)útil" publicada en https://morenaopb.wordpress.com.
JJS dice que "muchos de los votantes de Fox también tuvieron que reconocer que [llegar a la presidencia] no sirvió para nada".
Comentario: No voté por Fox y, sin embargo, creo que la alternancia en el poder sirvió para introducir en México, por primera vez en la historia, la política de partidos múltiples en la cual los ciudadanos nos vemos forzados a escoger. Para hacerlo, algunos nos ponemos a intercambiar argumentos. Si a eso no se le quiere llamar democracia, no importa, no existía antes en México, cuando debíamos acatar el "dedazo" presidencial por el cual "Dios nacía y moría cada seis años".
JJS dice que "Si no hubiera más opciones que PRI, PAN o PRD, podría entenderse votar por PRD, un “voto útil” para el “menos malo” de los tres. Pero votar así entrañaría un riesgo atroz, habida cuenta de que, para volver a la prueba mencionada, también el PRD firmó ese Pacto contra México. En vista de esto, aunque el PRD pudiese estar “más a la izquierda” que el PRI, no cumple requisitos mínimos de honestidad y congruencia como partido. No es útil votar por ellos en sentido alguno: es votar por el mismo régimen".
Comentario: Que el PRD haya firmado el pacto por México y que sea controlado por una camarilla burocrática llamada "Los Chuchos" son las dos razones quizá más mencionadas por los líderes y militantes de Morena contra tal partido. En lo personal, doy peso a ambos argumentos, pero los sopeso frente a los argumentos, también legítimos, contra Morena. El resultado será que tengo frente a mí a la izquierda pragmática-burocrática luchando electoralmente contra la izquierda cesarista-radical (traté de eludir los adjetivos "acaudillada" y "sectaria" para no ser acusado, por mi colega u otro militante de Morena, de insultarlos. Los adjetivos que elegí pueden quizá gustarles, pues César era un líder y Marx recordaba que "ser radical es tomar las cosas por la raíz").
Yo no me pregunto si debo ser pragmático o radical para luego decidir mi voto. Al revés. Voto según mi leal saber y entender y, luego, sé que fui pragmático o radical (o idiota). En mayo de 2015, me atraen candidatos de izquierda preparados, pero también ciudadanos insaculados que podrían romper con la sordera corrupta de la clase política. Me atraen los proyectos ambiciosos de igualdad social (como el emprendido por AMLO en el DF en favor de los adultos mayores que hoy es ejemplo en todo el país), pero temo a una izquierda autoritaria y formada durante décadas en tradiciones maoístas, estalinistas, peronistas, etc. Cuando los Chuchos del PRD muestran su cinismo mezclado con tibieza, me digo que votaré por Morena. Cuando los militantes de Morena me insultan en Twitter por pragmático, digo que no los premiaré con mi modesto voto. Pero no soy anulista, por lo cual, mi voto se ira seguramente a la izquierda pragmática-burocrática o a la cesarista-radical, o a ambas.
20150322
Carta a dos detractores ¿decentes? de Aristegui
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