20130331

¿Estabilidad emocional o discriminación socioeconómica?

Leo que los diputados federales están planeando reformar el Código Civil Federal para que los jueces consideren la estabilidad emocional de los padres al momento de asignar la guardia y custodia sobre los hijos. Proponen reformar los artículos 416 del Código Civil Federal y el 80 del Código Federal de Procedimientos Civiles, para que el juez, provisto de conocimientos supuestamente objetivos sobre la salud psicológica de los padres, determine a quién le concede la patria potestad. Se trata de regular la decisión para que ésta no se base en criterios subjetivos, ni privilegie mecánicamente a la madre por motivos de género. La clave estaría en las pruebas periciales, es decir, exámenes técnicos y científicos en materia de sicología familiar y de trabajo social. Sin embargo, el peligro es que los estudios periciales se conviertan en meros pretextos para privilegiar a los cónyuges más poderosos o adinerados. Es más difícil torcer la letra de la ley que la de un test psicológico. Así, por ejemplo, en el juicio familiar de la cantante Julieta Venegas contra el ciudadano argentino Rodrigo García leo que, a juicio de la perito en materia de trabajo social, éste "a pesar de manifestar la voluntad de querer convivir con la menor, no cuenta con los elementos suficientes para garantizar el adecuado desarrollo de la misma y sobre todo por que distan de la calidad de vida en la que se está desarrollando [la niña], pues no se observó utensilios, ropa, juguetes, calzado, ropa de cama para la menor; esto alteraría la seguridad de la menor y el desarrollo que actualmente tiene". Pero como se ve en las fotografías del departamento de Rodrigo que he subido a esta nota, me parece que la conclusión de la perito constituye una forma velada de discriminación por motivos económicos. La perito dice que la vivienda del padre es "un espacio muy pequeño que destinará a la menor", siendo que el lugar tiene 70 metros cuadrados. ¿Sólo los padres ricos confieren "estabilidad emocional" y calidad de vida a sus hijos? También el sonado caso de la francesa Maude Versini parece ser otro en el que el poder se reviste de tecnicismos para imponerse sobre la justicia. Los niños salieron de Francia cuando una nana mexicana los sacó sin el consentimiento de la mamá. ¿Es creíble que los niños estén emocionalmente mejor con el ex-gobernador Arturo Montiel que con la madre? En todo caso, la justicia mexicana parece convalidar con peritajes e interpretaciones de los códigos lo que sabemos sin necesidad de éstos: que Julieta Venegas y Arturo Montiel son personas famosas, ricas, influyentes. La psicología es una disciplina muy cotizada (junto con administración, medicina, contaduría y derecho), por los aspirantes a entrar a la universidad. Y es que ofrece empleos a sus egresados en los hospitales, las escuelas, los reclusorios y los juzgados, entre otras instituciones. Pero si un mal médico se conoce por sus negligencias criminales y un mal abogado por la suerte de sus clientes, el problema es que los psicólogos suelen sobrevivir toda su vida en sus puestos aunque no posean rigor científico, ni honestidad. El filósofo francés Georges Canguilhem decía, usando una metáfora topográfica que entienden quienes han visitado el Barrio Latino en París pero que se puede comprender con una breve explicación, que los psicólogos, al salir de la universidad, tenían dos opciones: podían bajar rápido hacia las oficinas de la policía o hacer el esfuerzo de subir la colina de Santa Genoveva hacia donde están enterrados Marie Curie, Rousseau, Voltaire y Victor Hugo, entre otros: “Cuando se sale de la Sorbona por la calle Saint-Jacques se puede ascender o descender; si se asciende, uno se aproxima al Panteón que es el lugar donde están algunos grandes hombres; pero si se desciende, uno se dirige seguramente a la prefectura de policía”. De la misma manera, los que se gradúan de psicólogos o de licenciados en trabajo social en México pueden convertirse en profesionistas experimentados, incluso en académicos o investigadores, pero también pueden bajar a vivir a los sótanos del sistema o trabajar como empleados -discretos- de los despachos de abogados. ***