20150322

Carta a dos detractores ¿decentes? de Aristegui


Entre las voces más viscerales que he escuchado en mi entorno contra Carmen Aristegui, me duelen las de dos personas que fueron entrevistadas por ella en momentos clave. Les dio el micrófono cuando se lo pidieron, si bien, como buena periodista, también les hizo alguna pregunta incómoda. Ahora, Carmen ha sido despedida y ellos dicen: (1) "No fue un ataque contra la libertad de expresión, pues ella tiene un programa en CNN y un portal de noticias propio, además de que pudo exponer sus razones el último día en MVS y en la conferencia de prensa." Este argumento olvida que la libertad de expresión se concreta en espacios específicos. Carmen ya no está en las mañanas, de 6:45 a 10:00 am, y no es compensación proporcional el que pueda dirigirse a televidentes de paga y a tuiteros. Si bien expuso su posición frente al despido de su equipo, por el momento la hemos perdido, justo en un año electoral en el que necesitábamos de su olfato de sabueso contra abusos y corrupción. El despido de Carmen sí fue un ataque contra la libertad de expresión, como lo muestran los lazos estrechos entre MVS y el gobierno federal (la mancuerna de los hermanos Chao, el abogado de la empresa transformado en comunicador de Peña, etc.), además de las incoherencias de los Vargas (que atribuyen el despido a un ultimátum de ella del viernes 13, curiosamente anterior a una propuesta de solución mediante lineamientos editoriales, de censura previa, por parte de ellos). (2) "Carmen se victimiza, es ególatra, mesiánica y, seguramente, autoritaria frente a su equipo." En el mundo de las telecomunicaciones, como en el de la política, los rostros y las voces importan en sí mismos. Si Carmen concentra mucha atención en su propia persona, digamos en la "marca Aristegui", eso debe ser juzgado en primer lugar por su eficacia frente al objetivo: construir un canal de información e investigación periodística. Yo no busco un noticiero en el cual no existan protagonismos, sino uno en el cual se luche por la transparencia y la democracia. En el momento en que se organiza un golpe contra el equipo Aristegui, debemos solidarizarnos con él en vez de montar juicios contra la personalidad de Aristegui. En particular, se deberían solidarizar quienes se han beneficiado de su micrófono; la deslealtad disfrazada de espíritu crítico no es una virtud. (3) "Carmen mezcla la ambición capitalista con el deseo de encabezar el movimiento democrático. Debería decidirse por una u otro". La comunicación es una disciplina en sí misma. ¿Cómo logró Carmen Aristegui la mayor audiencia y los mejores reportajes de investigación? Con oficio. Lo hizo al elegir una plataforma comercial, un equipo profesional, un tono crítico y muchos otros ingredientes. Que izquierdistas e intelectuales pretendan enseñarle cómo debe hacer las cosas (desde medios alternativos y comunitarios, radios universitarias, cooperativas, etc.) es legítimo, pero muy probablemente ingenuo. Al equipo de Aristegui debemos reconocerle lo que nos daba, en vez de pretender enseñarle cómo hacer su trabajo. Finalmente, esta rápida carta esta dirigida a quienes, siendo por lo demás gente decente, son desleales con Aristegui. Me ha dolido mucho ver el odio -por suerte, aislado- hacia una mujer que yo admiro tanto. Porque, a diferencia de esas personas que alguna vez estuvieron en la cabina de Aristegui, ella y yo (parafraseando a Cortázar) no nos hemos visto nunca. Yo tengo una hermana/ no nos vimos nunca/ pero no importaba./ Yo tengo una hermana/ que iba a la cabina/ mientras yo dormía./ La quiero a mi modo/ le tomé su voz/ libre como el agua./ Camine de a ratos/ cerca de su sombra/ no nos vimos nunca/ pero no importaba./ Mi hermana despierta/ mientras yo dormía./ Mi hermana mostrándome/ cuando despertaba/ su estrella elegida.

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