20200702

El juego evolutivo del amor

En la prehistoria, los humanos machos querían tener todas las relaciones sexuales posibles porque no cargaban con los hijos. Lujuria. En cambio, las hembras buscaban, más allá del sexo, una pareja para compartir la carga de criar a los vástagos y protección ante la agresividad de otros machos. Amor y seguridad. Objetivos y estrategias opuestos del juego que ambos jugaban. Para seducir, entonces, los primeros fingían amor y las segundas lujuria. Muchos machos luego revelaban su verdadera intención (pura lujuria) al tomar distancia y convertirse en padres ausentes. Muchas hembras luego revelaban su verdadera intención (no sólo la supuesta lujuria) al desplazar a otras mujeres y buscar convertirse en la "hembra alfa" (con violencia explícita o, por ejemplo, dejando un chupetón en el cuello del hombre u olvidando un champú en la regadera de la casa del amante). Por suerte, como muestran estos últimos ejemplos, todo eso ya es historia y la evolución cultural ha destruido esos papeles estereotípicos.

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