
Los curas tepoztecos gritonean su doctrina,
propalan su ignorancia con altavoz eléctrico,
su voz penetra al baño, la sala, la cocina
¡Y voy a Tepoztlán para no estar histérico!
Enciérrese en su Iglesia, párroco extrovertido,
conmisérese un poco de este agnóstico urbano
que vive trasnochado por causa del ronquido
de la que duerme junto y despierta temprano.
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